Crecen las sospechas en torno a la muerte del soldado Pablo Córdoba, hallado con dos disparos en la cabeza en la guarnición militar de Zapala.
Nuevas pericias en torno a la muerte del soldado Pablo Jesús Córdoba generan más dudas sobre el devenir de la investigación. El fusil no tiene huellas tangibles, ninguna. Ni del joven fallecido, ni del armero, ni de la persona que encontró a Pablo y la enfermera que en su declaración admitió haber retirado el arma de arriba del cuerpo del soldado.
Otro dato sugestivo es que el cargador del arma no se podía salir solo por el cimbronazo del disparo. «Había que hacer mucha fuerza para sacarlo», comentó la mujer.
Por eso, para la familia del joven fallecido no hay otra explicación que sostener que «el fusil ha sido limpiado».
Cabe recordar que en la reconstrucción del hecho, la enfermera que declaró en la causa dijo haber retirado el arma de arriba del cuerpo de Córdoba. Lo hizo sin guantes. Entonces, no se explica que no tenga huellas el fusil. También fue manipulado por un armero y la persona que lo encontró.
«El fusil no tiene absolutamente ninguna huella. Se hicieron dos pericias y en las dos se termina exactamente lo mismo». Natalia Uribe, mamá del soldado fallecido.
La familia insiste con la hipótesis de un homicidio. Cree que el responsable está dentro del Ejército y que hay más gente involucrada para tapar el crimen. «El juez tiene que reconocer que investigó mal, dar un paso atrás y cambiar la carátula. Nos tiene que decir quién fue el responsable y cuál fue el motivo», cerró la madre del soldado.
Pablo Jesús Córdoba fue hallado muerto con dos disparos en la cabeza el primero de junio, mientras hacía guardia en la guarnición militar de Zapala.