Después del ingreso de los magistrados, comenzó el planteo de lineamientos de las tres partes. La fiscalía sostuvo que los imputados se pusieron de acuerdo la noche de la golpiza para “dar muerte a Fernando”.
Sin inmutarse ante las palabras de los fiscales, Thomsen fue uno de los rugbiers que mantuvo su postura casi todo el debate. Sentado derecho y en silencio, el joven miraba siempre a quien hablaba y solo en una ocasión se mostró conmovido.
En cuanto al abogado de los padres del joven fallecido, Burlando denunció que “Fernando cayó de rodillas mientras los acusados le daban golpe tras golpe” sin que nada les importara.
Por eso mismo, la querella está convencida de que los 8 sospechosos deben ser condenados a perpetua y, tal como adelantaron, trabajarán durante el debate para que eso suceda.
Por su lado, el defensor Hugo Tomei planteó dos nulidades que se robaron buena parte de la mañana porque los jueces debieron tomarse dos cuartos intermedios para deliberar, aunque finalmente no dieron lugar a los pedidos.
Los gestos y silencios de los rugbiers
Desde el comienzo y hasta después del mediodía, los rugbiers, que entraron y salieron de la sala tres veces, mantuvieron la seriedad y solo se dedicaron a escuchar a los que hablaban.
Aún así, en varias oportunidades Enzo Comelli suspiró, cansado quizás por lo técnico que se había puesto el debate o tal vez asustado por su futuro. También se lo veía incómodo en esa silla que por momentos parecía quedarle chica y que generaba que no parara de moverse para poder acomodarse a gusto aunque fuera un rato.
De igual manera, Luciano Pertossi estuvo casi toda la jornada con la mirada perdida y por momentos la cabeza agachada. Fue uno de los que se vio más afligido y con cara de cierta desesperación.
Aunque todos llevaban barbijo, y solo se los sacaron para que el tribunal los viera una única vez mientras repasaban sus datos, no fue difícil notar la preocupación que tenían en sus rostros.
Quizás el que más inmutable estuvo fue Máximo Thomsen que, erguido y concentrado en lo que iban diciendo las partes, siempre mantuvo la cabeza en alto. Solo mostró debilidad al final, cuando le tocó declarar a Silvino Báez.
El dolor de los padres de Fernando Báez Sosa
“Empezamos a preparar el viaje a Villa Gesell y esa era la segunda vez que se iba con amigos. Ya tenía comprado el pasaje de regreso, pero nunca regresó. Mientras yo dormía plácidamente, sonó el teléfono. Cuando atiendo, era la mamá de un compañero de Fer, que me decía qué estaba haciendo, y ahí me preguntó si me había enterado lo que le había pasado a Fernando, que se lo habían llevado en ambulancia. Al tiempo me llamó el comisario y me dijo que quería hablar conmigo. Le pasé con mi marido y yo escuchaba que decía sí, sí y cuando colgó, me dijo ‘Fernando está muerto’”, declaró Graciela Sosa la madre del joven de 18 años. Fue la primera en declarar como testigo.
Durante su relato, contó cómo cambió su vida con la llegada de Fernando, y también relató lo infelices que son hoy junto a su esposo.
“No comprendo cómo chicos de la edad de Fer le hicieron eso. Mientras yo viajaba a Villa Gesell, seguía pensando que no podía ser de verdad. Cuando llegamos a la alcaldía me mostraron su documento y ahí empecé a creer. Después en la morgue lo vi y tenía la cabeza destrozada. Hasta hoy en día lo sigo esperando”, dijo en un mar de lágrimas Graciela. Durante su declaración, la mujer estuvo de espaldas a los rugbiers que la miraban atentamente.
Al retirarse, ocurrió uno de los momentos más intensos del debate: Sosa y los imputados se vieron cara a cara y, casi en un susurro y caminando muy débilmente, ella les preguntó algo que probablemente quiere saber desde el día que se enteró de la muerte de su hijo: “¿Por qué hicieron eso?”.
Luego fue el turno de Silvino Báez, el padre de Fernando y el último testigo de esta jornada. “Cuando le dije a Graciela lo de Fernando, me empezó a pegar en la espalda y me decía ‘vos me estás mintiendo’ y yo le decía ‘no te puedo mentir Graciela, me llamó el comisario’. Ahí fuimos para Gesell pero no podíamos llegar porque era el cambio de temporada. Una vez ahí, nos llevaron a la funeraria a reconocer a Fernando. Fue duro. Una parte de mi estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable. Tenía la cabeza reventada”, aseguró muy angustiado.
Si bien este lunes fue el turno de los papás de Fernando, se espera que la audiencia de este martes también sea emotiva, sobre todo porque está previsto que declaren los amigos y la novia de la víctima, que son quienes vivieron y presenciaron el ataque mortal.