¿Cuánto nos pesa el comentario que otro hace sobre nuestro cuerpo? O el que nosotros mismos nos hacemos?
No solo en el consultorio escucho historias de pacientes que dicen quiero bajar de peso, tengo X kilos para bajar, o no me gusta esta parte de mi cuerpo y quiero hacer un tratamiento para bajarlo. También escucho estos relatos cuando charlo con las personas, cuando me empiezan a contar que quieren hacer un descenso de peso porque no les gusta como están o al revés quieren aumentar porque tampoco se sienten cómodos con su cuerpo.
Pocas veces escucho a alguien decir, quiero bajar de peso para mejorar mi salud, y saben, esto es así porque desde que somos chicos escuchamos como discriminan o hacen comentarios en relación al cuerpo de los demás, como todos opinan sin tener idea de porque una persona tiene un cuerpo u otro, y lo peor, es que a esos comentarios proveniente de gente cercana, se le suman los de los medios de comunicación y ni hablar ahora de las redes sociales.
Los invito a pensar, cuantos de ustedes escucharon comentarios acerca del cuerpo del otro y también, si ustedes mismos opinan sobre los demás. Nunca sabemos la realidad que vive la otra persona, por eso, no importa cuán bueno creamos que sea nuestro comentario, no debemos nunca decirle a nadie, estas más flaco o estas más gordo. Cada persona tiene un espejo en su casa y sabe cómo se ve.
Un simple comentario sobre el cuerpo de alguien puede desencadenar en un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), y créanme que no estoy exagerando, cuando esa persona tiene todos los factores predisponentes para desarrollar estas enfermedades, con un simple comentario como “que te paso que aumentaste de peso” o “que linda que estas, estas más flaca”, podemos hacer que caiga en un TCA. Por eso, cuidemos nuestros comentarios, enseñémosle a los más pequeños a no hacer comentarios ni burlarse de los demás.
Muchas veces, estos comentarios se hacen sin que uno se dé cuenta, porque los tenemos incorporados desde generaciones anteriores, pero nunca es tarde para empezar a cambiar, por eso, cuando se escucha a alguien opinando sobre otra persona, podemos decirle que eso no se hace. Enseñémosle a las generaciones futuras a querer y respetar su cuerpo, a ocuparse del mismo comiendo saludable, haciendo actividad física y no haciendo dietas.
Les comparto la historia de una paciente: Llego al consultorio contándome que quería bajar de peso porque se sentía incomoda, no le gustaba como se veía y tenía miedo a seguir subiendo de peso. Fuimos charlando y en el medio me dijo que no tenía espejo de cuerpo completo en la casa porque no quería verse, y cuando le pregunte el porqué de todo esto, me comento que su mamá siempre fue una persona que se preocupada por el peso y que se lo había transmitido a ella haciéndole muchos comentarios sobre su cuerpo, entonces ella ante el temor de engordar había hecho muchas dietas diferentes.
Es un claro ejemplo de cómo se puede afectar el autoestima, la confianza y en casos más severos, hasta la salud mental de alguien por hacer comentarios sobre el cuerpo.