Desde ANIDE se interiorizaron sobre esta alternativa productiva, que resulta innovadora para la región y podría implementarse en determinados lugares de la provincia dadas las características del suelo y el clima.
Desde su creación, la Agencia Neuquina de Innovación para el Desarrollo (ANIDE) se ha involucrado en diversas áreas de interés, para impulsar actividades novedosas a nivel provincial. La innovación, desde esta perspectiva, es aplicable a todos los campos y la producción no está exenta de ella.
La trufa, un producto Premium muy demandado por el mundo gourmet, surge entonces como una posibilidad que es factible explorar en varios lugares del territorio neuquino adonde las condiciones del suelo y el clima se consideran aptas para su desarrollo.
Ariel Chara, director provincial de innovación social y fortalecimiento de capacidades de esa Agencia, viajó recientemente a Valle Medio para interiorizarse sobre la producción de este hongo que alcanza valores muy importantes: entre mil y quinientos dólares el kilo.
Humberto Castro, el primer productor de trufas de la Patagonia, lo recibió en su emprendimiento familiar de cinco hectáreas ubicado en la localidad rionegrina de Choele Choel. Allí cultiva, además, almendras, avellanas, nueces y cerezas.
Su intención es ayudar a que otros conozcan sobre esta alternativa productiva y se animen a incursionar en ella: “Me gusta compartir lo que en los últimos años de mi vida me ha fortalecido. Tengo 75 años y hace 12 empecé con esto”.
En ese sentido explicó que, en la Provincia del Neuquén, hay áreas que por su clima son aptas para desarrollar la trufa, tales como Zapala, Villa Pehuenia-Moquehue y Aluminé. También mencionó Piedra del Águila, Picún Leufú y Villa El Chocón, por el suelo con alto contenido en carbonato de calcio.
La trufa es un hongo comestible que nace bajo tierra y crece asociado a las raíces de diferentes árboles que lo hospedan. Se inocula. La espora se expande, no en cualquier árbol si no especialmente en las encinas o robles. Perros adiestrados detectan el aroma al momento de salir a buscarlas. Esas búsquedas se denominan “cazas” y se realizan anualmente en los meses de julio y agosto.
Chara participó de la última caza del año junto a Humberto, para conocer más acerca del producto y poder orientar a las y los productores neuquinos interesados en el tema. “Después de tantos años terminamos hoy la quinta caza de trufa; hace cinco años que estamos cosechando, se dice `cazando` porque es el perro el que la encuentra”, aclaró el productor y calificó la actividad como “algo apasionante, raro, distinto, porque es un árbol dado vuelta -graficó-: Es un manzano dado vuelta, en lugar de manzanas tiene las trufas, abajo”.
Se mostró muy satisfecho con el resultado de la caza: “Llegamos cerca de los cinco kilos en la quinta cosecha, hay una proyección, creo que el año que viene serán siete y cuando empiecen a salir las avellanas, ahí sería el boom”.
El experto Agustín Lagos, quien provee las plantas inoculadas al productor rionegrino y lleva estudiando el tema desde hace muchos años, comandó la caza con sus perros entrenados. Sobre el futuro de la trufa en la Patagonia, explicó que es el mejor terreno y que Neuquén tiene condiciones excelentes en “Zapala, Aluminé, Villa Pehuenia-Moquehue; son zonas buenas por el clima, donde hay nieve, los lugares de cordillera son aptos, la trufa tiene mejor olor y sabor”.
Consideró que “esto tiene que ser para pequeños productores, que pongan el cariño, la disposición. Eso es lo que necesitamos, un tiempo de dedicación, porque requiere de doce años. Se necesita que los gobiernos apoyen y ayuden en ese período al productor”.
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